Tan célebre, tan citado como el soneto “Vocales” de Rimbaud, “Correspondencias” de Baudelaire (aparecido en la primera edición -1857- de Las Flores del Mal) compendia e ilustra poéticamente la técnica de la sinestesia, es decir, de la transferencia asociativa de sensaciones debido a la interdependencia funcional de los sentidos, cuyas formulaciones verbales van desde el habla corriente (“un color chillón”) hasta la inefabilidad mística, pasando por la poesía y los vocabularios técnicos de las artes. Rimbaud atribuía a cada vocal un color; Baudelaire afirmaba:
Como ecos dilatados que de lejos se funden en una tenebrosa y profunda unidad –vasta como la noche, como la claridad- respóndense colores, sonidos y perfumes.
Pero ya en sus “Curiosidades Estéticas”, en su crítica al “Salón de 1846” (con anterioridad de una década a la publicación de “Correspondencias”), Baudelaire citaba un pasaje de “Kreisleriana” (1814) de Hoffmann “que expresa perfectamente mi idea y que agradará a cuantos amen sinceramente la naturaleza”. Inmediatamente después transcribe dicho lugar: “No solo durante el sueño, o en el ligero delirio que lo precede sino también despierto, cuando oigo música, encuentro una analogía y una reunión interna entre los colores, los sonidos y los perfumes. Me parece que todas estas cosas han sido engendradas por un mismo rayo de luz y que deben reunirse en maravilloso concierto”.
No por azar , en ese mismo años de 1846 apareció la primera parte de : -Cosmos: Ensayo de una descripción física del mundo- de Alexander Von Humboldt, en la traducción francesa de Hervé Faye . En la introducción de esta obra magna de la ciencia natural decimonónica, Humboldt llegaba por las vias de la observación cientifica y el sentimiento profundo de la naturaleza , a la misma revelación de Hoffmann y Baudelaire:
Pero estas masas de rocas equistosas y basálticas se encuentran cubiertas de vegetales de una fisonomía que nos sorprende, y de un aspecto desconocido. Allí es donde rodeadas de formas colosales , y de la majestad de una flora exótica, experimentamos, como por la maravillosa flexibilidad de nuestra naturaleza, se abre el alma fácilmente a impresiones que tienen entre sí un lazo misterioso y secreta analogía.
Se ha dicho a propósito del segundo tomo de -Cosmos-, que es poesía de la ciencia. Lo cierto es que en Humboldt convivían ambas sin promiscuar ni adulterarse: "En la vaguedad de las sensaciones cambian las impresiones con los movimientos del alma, y por una ilusión tan dulce como facil creémos recibir del mundo exterior lo que nosostros mismos hemos depositado en el. "Esta devolución especular de la naturaleza hace justamente posible la conciencia de las correspondencias de las analogias ocultas.
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