martes, 7 de octubre de 2008

1994






Caminaba observando la tarde por una avenida cercana al mar en Lima. Andando observaba el cielo plomizo, los gestos de la gente. Desazón. Pereza.Bajada. Propósitos?.Ninguno.
Que pena que Kurt se haya matado. Pero realmente no sé si me dio pena en ese momento. Recuerdo que una semana antes habían dicho en las noticias que lo habian salvado con un lavado gástrico de un sobredosis de pepas o algo así. Pensé : “que pena que lo salvaran, porque?, él quería morir”.Lo hizo días después. Lo hizo. “Just do it”. Ahora caminando sí me da pena. Avenida larga, más larga en tarde de domingo, casi desierta.
Me acerqué a una esquina donde había un supermercado: muchos carritos, muchos niños y padres. Algunas chicas bonitas conversando como adormecidas. Entré por un jugo de manzana. Bajada y ojos rojos. Luego fui por papel de fumar y entonces ví al chico sonriéndome y ojos rojos también. Le sonreí y salí. Afuera me alcanzó y me pidió una hoja para que se arme un huiro , me sorprendió y divirtió el desparpajo. Le dí la hoja con la condición que me invite. Altísimo y flaco con sonrisa de sueño, sonrisa de mañana. Seguímos caminando y hablando de cosas en general. Encendió la hierba y fumamos. Tenía una charla entretenida y me hacía reír mucho. La hierba se me subió inmediatamente. Su nombre era Diego y vivía cerca. Al pasar volando por un parque en nuestra nave espacial me preguntó si quería ir a su casa a escuchar música. Fuimos y seguimos charlando y lanzando. Vivía solo y trabajaba en diseño. Nos quedamos en la mesa frente a frente, de pronto me agarró la mano y la sujeto un buen rato. Yo lo besé, quería hacerlo, quería probarlo y saborearlo. Fuimos al sofá y le mordí los pulgares de los pies hasta enloquecerlo. Exploré todo su cuerpo. Exploré dentro y la superficie. Me exploró y colonizó. Sus dientes en mi nuca. Sudor y piel, olor... Mi boca ocupada, mi garganta más aún. Roces suaves y duros en las tetillas. Sensaciones de plumas.Sensaciones volcánicas. Erupciones blancas. Descanso. Diez minutos después lo estaba penetrando en cuatro patas. Dos erupciones blancas más y descanso. Besos caricias. No hubo despedidas. Al día siguiente nos encontramos y seguímos estando juntos. Hasta hoy.
Kurt: ¿Qué música estarías haciendo ahora?. Y sí, de verdad me dio pena. Lloré.

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