Hace algunos centenares de milenios, llegó del cielo a la región de Tiahuanaco, una nave dorada con forma de ave. Aterrizó muy suavemente, sin ruido, a las faldas de un cerro. Esto sorprendió mucho a los pobladores del lugar que nunca habían visto algo parecido. Sin embargo nada más ocurrió, la nave no se volvió a mover y pasaron los años.
Una mañana soleada la nave se elevó y voló hasta el centro del primitivo poblado y se quedó nuevamente inmóvil. La gente ya estaba acostumbrada a la nave. Pasaron muchas generaciones y un día de pronto se abrió una compuerta y salió una mujer de figura estilizada, cabeza cónica, grandes orejas con lóbulos adornados de bellos pendientes, tenía la piel azul y una mirada limpia y bondadosa. Vestía una ligera tunica de un color iridiscente que cambiaba de tonalidad de acuerdo a la luz del sol. Los dedos de la mano los tenía unidos por membranas, como la tienen muchos seres acuáticos y subacuáticos. Saludó a todos: viejos y jóvenes, las mujeres le tendían a los niños para que los cargue, lo cual hacía con mucho gusto y alegría. La llamaron Orejona. Los naturales del lugar decían ser descendientes del tapir.
Orejona se apareó con un hombre de aquellos y de esa unión nacieron niños de inteligencia superior, heredada de la madre y con orejas pequeñas. Orejona les dijo que venía de La Estrella Esplendorosa del Amanecer, el planeta Venus, después entró a l a nave y levantó vuelo.
Sus descendientes en homenaje a ella se alargaban artificialmente las orejas con expansores y otros accesorios, como sucede también actualmente.
Poco tiempo después cayó un enorme meteorito que hundió continentes e hízo que la región de Tiahuanaco que estaba junto al mar se elevase a cuatro mil metros de altura.
La gente padecía mucho hambre y otras carencias. Del cielo llegó otra nave, enorme y redonda del color del fuego. De ella salió un hombre alto, de pelo rojo, barbudo, de piel blanca y traje entallado del color del cielo. Le llamaron Kon Tiki. Este hombre enseñó a la gente a hacer embarcaciones con los juncos que crecían cerca del lago Titicaca, también aprendieron a pescar con redes. Kon Tiki les instruyó a hacer edificios de piedra, como la Puerta del Sol, en donde mandó grabar un calendario de 290 días, el calendario venusino.
Kon Tiki tuvo varios descendientes con muchas mujeres y luego partió en su nave hacia su mundo.
-Esto fue “adaptado” libremente (con concha),pero con inmenso respeto de un relato incluído en “Comentarios Reales de Los Incas” escrito por el Inca Garcilaso de La Vega.
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