La mayoría de las personas alguna vez sienten inseguridad ante la vida.
En algunos aspectos solemos ser seguros pero en otros, inseguros.
La inseguridad tiene que ver directamente con el miedo a no saber afrontar una situación. Generalmente es por la poca valoración que tenemos de nosotros mismos y a las consecuencias negativas de la misma.
En otras ocasiones hay inseguridad porque estamos devaluados, con traumas de la niñez que te hicieron sentir que no valías nada y creces con un sentimiento destructivo y una autoestima muy baja, y es que quizás las personas si te valoran, pero te das cuenta que tu no. Y ahí es cuando empieza el cambio, en realidad tus inseguridades no son que te abandonen, mas bien es que te abandonaste y no confiabas en ti.
Cuando pasas por esos procesos es cuando llega el entendimiento de que nadie es culpable, mas bien es una cadena de acontecimientos y mucha ignorancia en tus familiares, y el que despierte primero debe de bloquearlos y romper todas las programaciones adquiridas en la infancia, que más tarde repercuten estando adultos, y no te dejan avanzar aunque seas universitario y tengas posición, porque se cree que logrando esas metas ya estás bien, y en mucho de las situaciones no es así, porque el conocimiento académico difiere mucho del conocimiento del espíritu, y no de seguir dañando a las futuras generaciones que vienen.
La seguridad, sin embargo, es una especie de valentía que nos hace creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades personales.
La persona insegura, no cree en sí misma pero sobre todo, tiene mucha desconfianza ante todo. Los principales factores son los amigos y la familia… desde la niñez… que tan seguro te han enseñado a ser, muchas veces las críticas nos impiden expresar, y creo que la vulnerabilidad a ellas viene desde casa, pues la convivencia con ellos son los que nos van ayudando a construir una personalidad…
Esta desconfianza le hace dudar a la hora de tomar decisiones, relacionarse con nuevas personas, ante la posibilidad de cambiar de trabajo, de pareja, de casa, etc…
La inseguridad tiene que ver también con no tolerar las situaciones nuevas. Dice el refrán que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, y a esta frase muchas personas se agarran, para no sentir el miedo, la incertidumbre o la inseguridad que producen las situaciones nuevas de la vida.
El inseguro, evita todo aquello que sea nuevo, porque al no tener seguridad no da pasos y esto es una equivocación, porque en la vida, nada se sabe hasta que no se dan los pasos.
Sin embargo, muchas personas prefieren no dar pasos antes que arriesgar.
Garantías de seguridad en la vida, no hay en nada.
Nadie te da seguridad de que tu pareja no te vaya a abandonar, tampoco hay seguridad de que un trabajo vaya a durar toda la vida.
No hay seguridad de los años que vamos a vivir, que tu casa sea destruida, por lo tanto, el ser humano, vive continuamente en la incertidumbre “de no saber qué le va a pasar mañana en su vida” y se agarra a lo seguro como a un clavo ardiendo.
Por lo tanto, se confunde inseguridad con incertidumbre.
A todos nosotros, nos gustaría saber “qué nos va a pasar en el futuro” y eso, nadie lo sabe.
Por eso mismo que LA SEGURIDAD PUESTA EN OTRA GENTE NUNCA ES SEGURA, PORQUE CUANDO ALGO FALLA, la persona se puede derrumbar.
Debemos estar conscientes que estamos de paso aquí, que podemos tener posesiones materiales y disfrutarlas, pero no darles nuestro poder y valor a los bienes para ser felices.
ES MEJOR LA CONFIANZA EN NOSOTROS MISMOS. ESTAR SEGUROS DE NUESTRO VALOR Y FORTALEZA ESPIRITUAL, ESO ES SEGURIDAD, PERO EN NUESTRA CAPACIDAD DE ENFRENTAR LAS SITUACIONES SABIAMENTE EN BALANCE Y ARMONIA, GUARDANDO EL CENTRO, NO ES FACIL PERO SE PUEDE LOGRAR.
A TRAVES DE LA ESPERANZA, EL AMOR, LA PAZ.
No te esperas que tu pareja pueda serte infiel y se vaya con otra persona, no te esperas problemas en el trabajo, con los amigos, con los hijos, y los tienes, no te esperas que los familiares se mueran… etc.
Debemos aprender a vivir con más fe y confianza en el poder creador que tenemos, fe en nuestras capacidades, en nosotros mismos, que pase lo que nos pase, por las pruebas que lleguemos a tener, tener la seguridad y la convicción que vamos a estar bien, porque los sucesos que vivamos forman parte de nuestras vidas, y lo único seguro en la vida es que todos tenemos nuestros procesos y trasformaciones, la muerte no es el fin, es el comienzo de una nueva manera de vivir.
Por lo tanto, si de vivir se trata, mejor apostar por la vida, y aprovechar y buscar las oportunidades y las cosas buenas que la misma tiene.
Además todos pensamos de diferentes maneras, quizás con estas explicaciones algunos no estén de acuerdo y es natural, otros si, y está bien, la vida sigue su proceso con nosotros y sin nosotros.
La primera vez que hice una pregunta a un cliente, su respuesta me sorprendió al tildar la cuestión de absurda.
Lo curioso es que al hacérsela a otro cliente, tuvo que interrumpir la conversación para pensársela, de lo buena que le parecía.
Pasado un tiempo de observar respuestas pensé, ¿por qué lo que a unos les parece absurdo a otros les resulta acertado?
Siguió pasando el tiempo, y me di cuenta que lo mismo ocurría con las propuestas (a la hora de negociar).
La gente es terriblemente distinta. No os imagináis hasta que punto, a pesar de ciertos aspectos comunes, la gente es diferente en sus prioridades.
Tras todo esto, vino la anécdota de hoy: volviendo a casa en metro, una señora se quedó mirando mis sandalias. Son unas sandalias preciosas, lo sé porque -en primer lugar lo son-, y en segundo me lo ha dicho mucha gente.
Pero la señora las miraba con cara de que no le gustaban nada. Y en vez de ofenderme, incomodarme o pensar “cielos, voy horrible”, me quedé mirando HACIA ella -que apartó la vista como quien descubre a alguien pensando algo malo- y me dije: “vale, a ti no te gustan mis sandalias, pero a mí sí”.
De igual modo que a un cliente no le gustaba una propuesta de negociación, y a otro ésa misma propuesta le entusiasmaba.
Entonces mis ojos resbalaron hasta la señora que viajaba enfrente, quien llevaba una apretada minifalda-cinturón rosa y un jersey a punto de estallar- realmente desfavorecedor.
Mi primera idea fue pensar “cielos, menos mal que no voy como ella”.
Pero luego reflexioné y me dije: “Si yo preguntara a esa señora, seguro que me diría que va guapísima. Porque ella se ve así”
Y entonces volví a mirar a la primera señora y me di cuenta de que la opinión que ella tuviera de la ropa de la susodicha probablemente no sería ni la mía, ni la de propia señora.
Y tras observar con detenimiento a todos los del vagón, me di cuenta de algo.
Es imposible gustar a todo el mundo. Imposible.
Por muy bien que hagas un trabajo, por mucho que te esfuerces en un texto, por mucho que cuides algo, es imposible que todo el mundo coincida en una opinión (favorable o no).
Por favor, ¡si no nos ponemos de acuerdo ni en el color que tienen algunas cosas! :)
Hace unas semanas una amiga mía me dijo que cada persona tenía sus valores, y yo le contesté que había valores mejores que otros. Ella dijo que no, sólo diferentes. Yo discrepé, y sigo discrepando. Pero… es que la clave de la conversación no estaba ahí.
Claro que hay valores mejores que otros, si no, no los defendería ni serían mis valores.
Pero es que esos valores son los mejores para mí. La clave de esa conversación era él para mí.
Cuando una persona es insegura, lo que le mina es que los demás no vean las cosas como ella las ve.
Y como no lo entiende, automáticamente piensa que o ella se equivoca, o los demás han de estar equivocados.
Si ella se equivoca entonces es que no ve las cosas del modo adecuado. En cuyo caso, se deprimirá.
Si son los demás los que se equivocan se pasará el día justificándose o convenciendo al otro de su visión.
Qué derroche de energía….
Ambas posturas o pensamientos están mal. No hay respuestas correctas en muchas cuestiones importantes de la vida, sólo existe la respuesta de cada uno. Y una vez te das cuenta de eso, ya no te importa que los demás no compartan tu visión, porque es tuya. No de ellos.
Y volviendo al tema de los valores. Imaginemos que la ciudad fuera una jungla.
En la jungla hay leones, hay cebras y hay hormigas. E incluso buitres.
Los valores que cada uno tiene y defiende son suyos, pero una cebra no compartirá los valores de un buitre.
Ni el león de la hormiga. Habrá personas a las que le importe la honradez, otras la ética, otras la honestidad, otras … etc., etc. Y habrá a quién no le importen ninguno de esos valores. Quien premie la astucia, el descaro o la ambición…
¿Para qué querría un león convencer de sus valores a una hormiga? ¿O un águila a un guepardo?
No tiene sentido.
La inseguridad viene de no saber que todos somos diferentes, PERO POSEEMOS LA MISMA ESENCIA, LA MISMA Matrix, la misma energía que mueve a los mundos nos mueve a todos, hay conexión en todo lo que hagamos y se reflejara en nuestro exterior.
Cuando respetas tus propias ideas, respetas también las de los demás, aunque en muchas ocasiones no estemos de acuerdo.
El sabio se lamenta por los vivos, y no se lamente por los que mueren, porque todos nosotros hemos existido siempre.
Yo y tú, y aquellos reyes de la tierra. Y todos nosotros existiremos para siempre, todos nosotros para siempre jamás.
Lo irreal no existe nunca: lo Real nunca deja de existir.
Esta verdad ha sido vista por aquellos que pueden ver la verdad.
Entretejido en su creación, el Espíritu está más allá de la destrucción.
Nadie puede poner fin al Espíritu, que es eterno.
Ya que él habita en estos cuerpos fuera del tiempo, pese a que estos cuerpos tengan un fin temporal; pero él permanece inconmensurable, inmortal.
Así como un hombre se quita el vestido viejo y se pone otro nuevo, al Espíritu el fuego no lo puede quemar.
Es intocable para los diluvios, es intocable para los vientos resecos.
Más allá del poder de la espada y del fuego, más allá del poder de las aguas y de los vientos,
el Espíritu es eterno, omnipresente, inmutable, inmóvil, siempre Uno.
M.L.
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Estoy un poco molesta porque un pariente cree que soy muy insegura y timida pero en realidad no es asi, yo siempre en clase y demas actividades siempre soy la primera en todo, siempre me defiendo pero aveces suelo ser callada en algunos momentos, cuando no se me da la gana de hablar pues no lo hago, y con esta persona no se porque pero ni la cara le doy pero no por pena sino porque no quiero y ya, eso le hace creer que soy timida pero no es asi.
ResponderEliminarSi te puedo entender porque me ha pasado con algunas personas, pero creo que uno debe tratar de comportarse normalmente y una respiración profunda ayuda.
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