domingo, 21 de noviembre de 2010

Lewis Carrol - Alicia en el País de las Maravillas (fragmento)


A través de la tarde color de oro
el agua nos lleva sin esfuerzo por nuestra parte,
pues los que empujan los remos
son unos brazos infantiles
que intentan con sus manitas
guiar el curso de nuestra de barca.
Pero ¡las tres son muy crueles!
ya que sin fijarse en el apacible tiempo
ni en el ensueño de la obra presente,
¡exigen una historia de una voz que apenas tiene aliento
tanto que ni a unapluma podría soplar!
más, ¿que podría una voz tan débil
contra la voluntad de las tres?.
La primera, imperiosamente, dicta su decreto:
"¡comience el cuento!".
La segunda, un poco mas amable,
pide que el cuento no sea tonto,
mientras que la tercera interrumpe la historia
nada más que una vez por minuto.
Conseguido al fin el silencio,
con la imaginación los lleva
siguiendo a esa niña soñada,
por un mundo nuevo, de hermosas maravillas
en el que hasta los pájaros y las bestias hablan
con voz humana, y ellos casi creen estar allí.
y cada vez que el narrador intentaba,
seca ya la fuente de su inspiración
dejar la narración para el día siguiente
y decía: "El resto, para la próxima vez".
Las tres, al tiempo, decían: "Ya es la próxima vez".
y así fué surgiendo el "País de las Maravillas"
poquito a poco y una a una
el mosaico de sus extrañas aventuras.
y ahora que el relato toca a su fin.
También el timón de la barca
nos vuelve al hogar
¡una alegre tripulación bajo el sol que ya se oculta!.
Alicia, para tí este cuento infantil.
Ponlo con tu mano pequeña y amable
donde descansan los cuentos infantiles,
entrelazados, como las flores ya marchítas
en la guirnalda de la memoria.
Es la ofrenda de un peregrino
que las recogió en países lejanos.

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